Un Banco de Tierras es un organismo de intermediación para movilizar terrenos con destino agrícola, ganadero o forestal, contribuyendo al mantenimiento del paisaje agrario y a la preservación de la tradición y prácticas agrícolas locales. Los Bancos de Tierras no son una iniciativa nueva, desde hace años las diferentes reformas agrarias españolas los han incluido dentro de sus planes.
Ante el abandono progresivo de la actividad agraria están quedando muchas tierras fértiles sin cultivar a la vez que se despueblan territorios y se deslocalizan las producciones agrarias.
Por el contrario, el acceso a la tierra es difícil para otras personas que quieren iniciar proyectos en el medio rural o periurbano. En grandes ciudades se plantea el problema de la distancia a terrenos cultivables mientras quedan parcelas abandonadas más cercanas con riesgo de incendios, erosión del suelo, degradación paisajística, proliferación de plagas, roedores, etc.
Los bancos de tierras son un recurso para los propietarios de parcelas que no quieran verlas sin cultivar y para las personas que quieran iniciar o ampliar su actividad agrícola. Se establece una oferta y una demanda y son los interesados los que tienen la última palabra, pero contando con la garantía y confianza de la institución promotora.
El organismo promotor puede ser de iniciativa pública (BT del Bierzo, BT de Galicia, BT de Castellón…) o privada.
Cabe destacar los bancos de tierras agroecológicos (como la Asociación de Municipios Agroecológicos TERRAE) que garantizan un compromiso con el medio ambiente del usuario, a la vez que satisfacen las necesidades sociales, culturales y económicas de los municipios. Realizan una promoción del autoempleo verde para jóvenes con asesoramiento y formación sobre el cultivo ecológico y emprendimiento en el sector. Facilitan el contacto directo entre agricultores y comercios locales para permitir ofrecer alimentos frescos y saludables a buen precio. Así fomentan los productos Km 0 y promueven una economía circular.