Descripción y características: Es una planta con raíces potentes y más abundantes que en el resto de los cereales. Su tallo es grueso y recto, con una longitud de 50 centímetros a un metro y medio. Sus hojas son planas y alargadas, con un limbo estrecho y largo de color verde oscuro. Sus flores se presentan en espigas.
Su cultivo tiene el origen en Asia central. En España actualmente se utiliza principalmente como alimentación para ganado y es menos usada para la alimentación humana, sin embargo, en la producción mundial de cereales, la avena ocupa el quinto lugar, siendo el cereal de invierno de mayor importancia en los climas fríos del hemisferio norte.
Clima: Crece en climas más lluviosos y tiene menor resistencia al frío que la cebada y el trigo. Es muy sensible a la sequía, sobre todo en el período de formación del grano.
Tierra y abonado: Es poco exigente en cuanto a suelo, se adapta a terrenos muy diversos, aunque prefiere los suelos profundos y arcillo-arenosos, ricos en cal y que retengan humedad, pero sin encharcamiento. La avena está más adaptada que los demás cereales a los suelos ácidos. Debido a que el sistema radicular de la avena es más profundo y desarrollado que el del trigo y la cebada, le permite aprovechar mejor los nutrientes del suelo, por tanto requiere menos aporte de abono.
Siembra de la avena: En regiones más húmedas es habitual realizar la siembra en primavera y en regiones más secas y cálidas se prefiere sembrar en invierno.
La cantidad de semilla empleada suele ser muy variable. Consideramos una dosis corriente de 100 a 150 kg/ha. Se realiza siembra directa en el terreno y normalmente a voleo.
Recolección de la avena: Se recolectará cuando comience a amarillear pero todavía conserve un poco de verdor en las pajas. Después se segará y se dejará apilada por lo menos tres semanas en un lugar al resguardo de las lluvias. Después se trillará para separar el grano de la paja.
Nombre científico: Avena sativa
Familia: Gramineae