Son hileras de árboles, arbustos y hierbas silvestres situados en los bordes de los huertos. Su presencia permite el desarrollo de enemigos naturales de las plagas que luego se desplazan a los cultivos. Estos enemigos encuentran alimento en los setos permaneciendo en ellos hasta que aparece el insecto plaga en el cultivo.
También son fuente de comida (polen y néctar) para determinados parásitos y depredadores que consumen este alimento en determinada fase de su vida. Son también cortavientos que permiten suavizar el microclima de las parcelas protegiendo a los cultivos y animales. Los setos semipermeables aseguran una protección de 10-20 veces su altura. Protege al suelo de la erosión, aumentan la humedad ambiente favoreciendo la producción, disminuyen la evapotranspiración del cultivo pudiendo suponer un ahorro en el consumo de agua.
La elección de las especies que formarán el seto dependerá del suelo y clima que tengamos. Elegir especies autóctonas nos facilitará su desarrollo. Se combinarán árboles y arbustos para proteger tanto por altura como por las zonas bajas y de especies variadas para enriquecer la fauna que se aloje en ellos.
Los setos de frondosas son mejores que los de resinosas. Los primeros tienen un efecto cortaviento superior. Las resinosas forman setos impermeables no dejando salir el aire de la parcela, además de albergar menos animales que los frondosos.
En general hay que evitar especies invasoras, delicadas o inadaptadas a nuestro clima, que generen hojas que tarden mucho en descomponerse o generen tóxicos para el cultivo (falso plátano, chopos o pinos).
De cara al control de plagas en el seto debe haber especies de floración precoz, media y tardía, especies de frutos comestibles y especies melíferas.