Los comedores escolares podrían ser la gran escuela de salud para nuestros niños para revertir la tendencia hacia el consumo de comida rápida y poco saludable educando en una dieta más adecuada y proporcionando en la comida principal del día, frutas y verduras ecológicas frescas y cercanas, combinando legumbres, huevos, carnes y pescados a lo largo de la semana y evitando el uso de harinas y azúcares refinadas, grasas animales y fritos.
La privatización y externalización de los servicios de comedor escolar tiende al uso de una alimentación procesada e industrializada y contraria a la salud, la seguridad y la soberanía alimentaria.
Los comedores escolares, en manos de empresas cada vez más grandes, reducen la gestión directa (cocineros y cocina radicados en el colegio) avanzando el modelo de catering.
Al sustituir verduras, carnes y pescados frescos por congelados, conservas y precocinados, reducen la calidad y la vitalidad de las materias primas con las que alimentan a nuestros hijos.
Si los Pliegos de Condiciones para la contratación de estos servicios primaran las materias primas frescas sobre las conservas, precocinadas o cocinadas, enfriadas y recalentadas mejoraríamos la alimentación y la educación para la salud de nuestros niños. Si estas materias son de proximidad y ecológicas favorecemos estas producciones a la vez que se aprende a valorar los productos de nuestras regiones y a las personas que los producen.