El mejor método para evitar los ataques de plagas y enfermedades en nuestros cultivos es la prevención.
Estos son algunos de las técnicas que podemos usar:
- Aporte regular de compost y materia orgánica. Son muy recomendables, también los abonos verdes.
- Rotaciones de cultivos. Esta técnica favorece el equilibrio del suelo lo que repercute directamente en la salud de las plantas.
- Introducción de plantas medicinales que refuerzan las defensas de las plantas y algunas tienen efectos insecticidas contra algunos parásitos en el caso de que se encuentren de manera desproporcionada.
- Fomentar la biodiversidad en el cultivo. Conviene dejar crecer cerca del huerto plantas silvestres, aromáticas y con flores. De esta forma habrá más insectos que obtienen néctar de las mismas que se acercarán al huerto y se alimentarán de las larvas de insectos parásitos. Si existe espacio suficiente es una buena opción crear variedad de microclimas y hábitats donde se resguarden insectos y fauna silvestre, de esta forma se avanza hacía el equilibrio de la zona. También conviene fomentar la existencia de aves insectívoras, esto se consigue introduciendo comederos y puntos de agua. Evitar en la medida de lo posible el vallado para facilitar el tránsito de fauna que nos puede ser beneficiosa, como por ejemplo los erizos.
- Fomentar la salud y vigor de las plantas. Una planta sana es más resistente a plagas y enfermedades, incluso es capaz de poner en marcha mecanismos defensivos en forma de sustancias repelentes o con efectos insecticidas, fungicidas o viricidas.
- No usar insecticidas de síntesis química. A la larga son perjudiciales para la salud de las plantas, del suelo y para la propia salud humana, además de ser acumulativos.
- No aplicar fungicidas. Estos productos afectan al desarrollo de las micorrizas que tienen simbiosis con las raíces, proporcionando agua y micronutrientes a las plantas.