Los germinados son un alimento obtenido al germinar semillas en un medio húmedo.
La semilla al verse en un ambiente con la humedad y temperatura adecuadas va a desplegar toda su energía generando cambios químicos en su composición que la convierten en un alimento fácilmente asimilable. Gracias a las enzimas que se producen se van transformando los hidratos de carbono en azúcares, las proteínas se simplifican y las grasas se hacen más digeribles. Se generan vitaminas y se enriquece de sales minerales presentes en el agua de germinación. El hecho de ser un alimento vivo, en pleno proceso de transformación, le dota de una energía que no poseen los alimentos cocinados o procesados o al final de su proceso de vida.
Aportan los aminoácidos esenciales necesarios para que nuestro organismo se regenere, eligiendo germinados de distintos tipos garantizaremos su presencia en nuestra dieta.
Los niveles de vitamina C son muy interesantes en los germinados, sobre todo en las semillas de legumbres como lentejas o soja verde o la alfalfa. La vitamina A se hace presente también en la alfalfa, mostaza o col. Las vitaminas del grupo B están en alfalfa, almendras, trigo, sésamo y girasol. La vitamina E en el trigo y la K en la alfalfa.
Ricos en calcio como el girasol, alfalfa y almendras o en hierro como el fenogreco, lentejas y alfalfa son algunos de los motivos para ser añadidos en nuestra dieta.