La radiación solar es la energía procedente del Sol en forma de ondas electromagnéticas. La potencia radiante con que llega a la Tierra tiene un valor medio de 1.367 W/m2 y se denomina constante solar.
Este valor varía en los diferentes puntos de la corteza terrestre debido a diferentes fenómenos de reflexión, absorción y difusión que experimenta (por los componentes atmosféricos CO2, agua, ozono, polvo, etc.).
La radiación solar que alcanza la superficie terrestre se compone de radiación directa y radiación difusa.
La radiación directa es la que alcanza la superficie directamente desde el sol sin sufrir cambios, mientras que la radiación difusa es la que procede de toda la bóveda y que ha sufrido cambios debido a su interacción con los componentes atmosféricos. Así, en un día despejado, la mayor parte de la radiación que se recibe es directa, mientras que en un día nublado la principal radiación que se recibe es la difusa.
La radiación solar es una magnitud que se puede expresar en términos de potencia o energía. La más utilizada es la irradiancia, que es la potencia de la radiación solar por unidad de área y que se expresa como vatio dividido por metro cuadrado (W/m2). También se suele usar la irradiación, que es la energía por unidad de área que se expresa en julios por metro cuadrado (J/ m2) o kilovatio por hora (kWh). En el aprovechamiento activo de la energía solar mediante el efecto fotovoltaico normalmente se usa como magnitud de medida las horas sol pico (hsp).
El valor de la radiación solar sobre una superficie se encuentra condicionado por factores como el periodo del año, la latitud y longitud del lugar, orientación e inclinación de dicha superficie, condiciones climáticas, etc.
Dado un punto, la condición óptima de inclinación y orientación de una superficie para conseguir una mayor ganancia de radiación solar sería aquella que sigue la trayectoria del sol, de forma que la superficie se mantuviera perpendicular al sol en todo momento. La medición de este valor en todas las condiciones posibles entraña una gran dificultad, por lo que generalmente se recurre a medir la radiación solar sobre superficie horizontal y mediante métodos numéricos se estima la radiación sobre superficies con una determinada inclinación y orientación.
España goza de los mayores niveles de irradiación de Europa y dentro de la península Andalucía cuenta con los mayores registros, lo que la convierte en una Comunidad con un enorme potencial de aprovechamiento del recurso solar.
Mapa de la radicación solar en España.