Descripción y características: El origen del cultivo del garbanzo se localiza en el Suroeste de Turquía. Desde allí se extendió muy pronto hacia Europa (la región mediterránea) y más tarde a África, América y Australia.
Se trata de una planta herbácea, tiene unas flores blancas o violetas que desarrollan una vaina en cuyo interior se encontrarán 2 ó 3 semillas como máximo, que son la parte que se consume de la planta, el garbanzo.
Su periodicidad es anual. Normalmente se cultivan grandes extensiones de garbanzo para venta y se hace de forma mecanizada, pero es completamente factible plantar una parcela en el huerto para consumo propio.
Tierra y abonado: Se desarrolla bien en tierras silíceo-arcillosas o limo-arcillosas que no contengan yeso. Cuando hay un exceso de arcilla suele producir una piel ruda de la semilla. Cuando la tierra tiene mucho yeso, el garbanzo obtenido es de mala calidad en general y muy malo para cocer. Tampoco es positivo si la tierra tiene materia orgánica sin descomponer. Para su mejor desarrollo conviene que el terreno esté bien aireado y en caso contrario conviene labrar la tierra antes de la siembra para permitir el desarrollo del sistema radicular. Es importante incluir esta planta en el proceso de rotación de cultivos, ya que no es conveniente sembrarla en la misma parcela hasta pasados 4 años. No requiere aportes de abono, aunque su desarrollo será mejor si se le aporta algo, sobre todo de potasio y fósforo, ya que el nitrógeno lo fijara con las bacterias que se encuentran en sus raíces por ser una leguminosa. Se han observado problemas en este cultivo relacionados con micronutrientes, como el azufre o el hierro.
Siembra del garbanzo: La época de siembra suele ser en el mes de marzo. La densidad es aproximadamente 30 plantas por metro cuadrado. La profundidad aproximadamente 3 veces la semilla.
Labores y mantenimiento: No conlleva apenas labores de mantenimiento. Se puede cultivar de secano o de regadío, si es en secano no hay que regarlo, se puede hacer algún aporte de agua en épocas muy secas para obtener un mejor producto, pero no es necesario. Conviene vigilar y controlar las hierbas competidoras.
Recolección de los garbanzos: Lo normal, si el terreno plantado no es excesivamente grande, es recolectar a mano. Cuando la planta empieza a amarillear sabremos que ha llegado el momento de la recolección. Se siega la planta, después se trilla, se separa el grano de la paja, pisando con fuerza, con una horca o golpeando fuerte la planta contra el suelo o la pared. Finalmente en un día de viento se trata de que este se lleve los restos de paja y que los garbanzos caigan en un capazo.
Nombre científico: Cicer arietinum
Familia: Leguminosae