De los cultivos de verano podemos hacer nuestros propios semilleros de casi todo. Desde las solanáceas hasta las cucurbitáceas dispondremos de planta para llevar a lugar definitivo de una forma sencilla. Es importante prever con tiempo las siembras para estar preparados llegado el momento. Es el caso de los pimientos que, dentro de las solanáceas, es el que más temperatura necesita y el más lento para germinar y crecer.
Preparamos las bandejas con un sustrato de calidad. Esto es importante para que todo el trabajo que realicemos con los semilleros no sea en balde y desperdiciemos las semillas. Hay sustratos específicos para ello. Disponemos en superficie las semillas de pimiento, al menos tres en cada alveolo, y se cubren ligeramente con el mismo sustrato o con vermiculita, sin enterrarlas completamente ya que es una semilla que requiere luz para germinar. También necesita calor por lo que dispondremos las bandejas en lugar cálido para acelerar el proceso.
No debe faltarle humedad al sustrato, pero sin encharcamiento. Y por supuesto en lugar bien iluminado para que las plantitas no se ahílen (crezca un tallo débil y muy largo) en el que reciban luz por todos lados. La típica ventana en la que recibe luz por un lado puede ocasionarnos ese crecimiento inadecuado.
Una vez que han germinado conviene dejar una plantita en cada alveolo, las demás se pueden trasplantar a otra bandeja.
Esta siembra se hará al menos 8 semanas antes del trasplante. Llevaremos las plantitas al terreno definitivo cuando no haya riesgo de heladas, cuando las temperaturas mínimas suban de 10 ºC no correremos riesgos y comenzarán a desarrollarse adecuadamente. Si sufren bajas temperaturas al principio, se ralentiza su crecimiento, retrasando su entrada en producción. Algo parecido le ocurre al tomate y a la berenjena.